jueves, 12 de septiembre de 2013

Productora radial

  Desde hace poco más de un año Julia es una de las productoras de un programa de primera mañana. Su trabajo en esta prestigiosa radio rosarina comenzó cuando un conocido le comentó que estaba buscando una productora para remplazar a la actual que se iba a ir a vivir a Buenos Aires.
  Entusiasmada, pero con poca fe por su escasa experiencia, Julia habló con quien correspondía y pactó una entrevista. Esperó ese día con muchas ansias, casi tantas como el día en que rindió la última materia de periodismo.
  La entrevista duró pocos menos de una hora, fue una charla amena entre un experimentado y una joven novata. A la semana el celular Julia sonó:
-Hola Julia? Habla Marcelo de la radio, nos gustaría que el próximo lunes empieces en el programa- expresó con un tono distendido, como si estuviera pidiendo un kilo de papas en la verdulería.
  Julia no podía contener en su pequeño cuerpo tanta felicidad. Felicidad que con el pasar de los días se convirtió en nervios y ansiedad. Llegó el lunes y ahora también sentía miedo de no poder cumplir con las expectativas. Pasaron los días, semanas, meses y toda esa mezcla de sensaciones se convirtió nuevamente en felicidad.

Su lugar

  La habitación de Julia es la típica habitación de una joven que todavía está en ese proceso de cambio, entre la adolescencia y la adultez.
  Sobre la cama, hay algunos peluches que hacen suponer que aún no puede desprenderse por complemento de esa época que todos añoramos por momentos, la niñez. Un oso de color rosa bebe de un tamaño bastante grande y ya gastado se apodera de la almohada, posiblemente fue el regalado de nacimiento de una tía o abuela.
  En una de las esquinas, se encuentra un escritorio. En él, una pila de libros forman una lista de espera para ser leídos, una lámpara, un portalápices y un anotador completan el panorama. Abajo, en el suelo, una cantidad importante de bollitos de papel, como si se hubiera enojado con algo que escribió y en una segunda lectura hubiera elegido desecharlo.
  La mesita de luz, contiene todas aquellas cosas que como no tienen un espacio determinado van a parar allí. En uno de los cajones, se encuentra el cargador del celular, una agenda, aritos sueltos sin sus respectivos pares, colitas del pelo un tanto estiradas y una bolsa de caramelos masticables que mata el antojo por la noche.