Tiene 82 años pero parece de unos cuantos menos, su
forma de vivir, sin hacerse mala sangre por pequeños problemas la han llevado a
conservarse de una forma envidiable. Es chiquita, pero de carácter fuerte, con
un corazón súper solidario siempre dispuesta a darle una mano a quien lo
necesite.
Sus cuatro hijos le regalaron lo que asegura ser su
“tesoro más preciado”. Sus ocho nietos son para ella lo más importante en su
vida, y por eso, los malcría a más no poder. Siempre que el mayor pasa a matear algún día de la semana ella le
prepara una torta. Mientras que los sábados son el día elegido para juntarse
con los más pequeños para compartir juegos de mesa. Allí tampoco nunca falta
una delicia casera.
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